Dedicación, rigurosidad, seriedad y amor

 por María Rosa Astorga


Este libro fue hecho con dedicación, rigurosidad, seriedad y amor. Esta última postura la agradezco, porque sin ese ingrediente no hay ni rigurosidad ni seriedad ni dedicación ni esfuerzo. Creo profundamente en la gelatina aglutinante del amor; en ella todo es posible y este libro me recordó precisamente eso. Creo que me entenderá todo aquél con una intuición humanista de la vida.

astorga

Mar verde con tormenta | tierra y óleo sobre madera | 122 x 240 cm. | 2009

¿Qué es el MUMA? (abro comillas) “Es un espacio virtual que se planteó en su nacimiento como no lucrativo, de diálogo, de intercambio y vínculo entre las mujeres artistas de México y sus colegas en todo el mundo” Es un espacio virtual, que no solo alberga imágenes de artistas sino también es un espacio de discusión e intenta fomentar los lazos entre artistas, curadoras e intelectuales. 

Por alguna razón, y se lo dije a Lucero González hace unos días, tengo algo trabado inexplicablemente con la palabra feminismo. Ella me preguntó “¿porque?”. Y, la verdad, no supe qué decir. Ahora que lo pienso, ahondo en el tema, en la pregunta de Lucero y me planteo: 

¿Por qué tienes bronca con el feminismo? 

Pienso que quizá no quiero tomar conciencia de que aún soy parte de un grupo mayoritario de seres humanos al cual se nos han fracturado los derechos fundamentales desde varias perspectivas. No es que sea yo fácil de convencer, pero recordé algunos eventos de mi niñez, cuando sólo a mis primos varones se les permitía ir en asiento delantero del Peugeot 404 de mi abuelo. 

— ¿Pero por qué abuelo? Preguntaba yo, y él me decía: Porque son hombres. Su respuesta, para mí, era natural. 

O pensar tan sólo en las estadísticas que nos muestran los feminicidios en México. O la falta de inclusión de las mujeres en el arte, por lo que uno de los objetivos del MUMA es congregar artistas desde el siglo XX a la fecha, lo cual supone una ardua tarea; loable, necesaria, justa. Así que un museo sólo de mujeres, como el MUMA, es totalmente necesario. 

Cito uno de los testimonios, del primer capítulo del libro: “Bajo una mirada feminista, MUMA es una plataforma de presentación e investigación del arte contemporáneo hecho por mujeres, que ha evidenciado la dificultad de incorporarlas a la historia del arte moderno y contemporáneo nacional. Nos permite construir una visión crítica de nuestro trabajo pero también identificar los temas y problemas que afectan la obra y los dispositivos utilizados para su presentación”. 

(Magali Lara)

Personalmente me encantó la idea en uno de los ensayos, donde se analiza una nueva perspectiva de género como un continuum, sin distinciones socio-antropológicas. El tema pueden encontrarlo en el ensayo de Lorena Wolffer, “Géneros Fluidos”.

Y claro, no es necesario poner bombas en ningún lugar sino seguir escribiendo ensayos críticos o autocríticos como el de Lorena Wolffer, 
y el de Ana Quiroz, para que sigamos viendo un cambio en el tema del feminismo, sin dejar fuera, claro, a Magali Lara.

Me gustó mucho una cita en este libro, a propósito de poner bombas, que dice: “el feminismo ha sido una de las mayores revoluciones no fracasadas del siglo XX”. Pensándolo profundamente, es verdad, y esto no significa que persisten muchas cosas en la que no se debe quitar el dedo del renglón.

En el ensayo de Wolffer, cito a Beatriz Preciado: “El género mismo es la violencia… las normas de masculinidad y femineidad, tal y como las conocemos, producen violencia”.

Por su parte, el ensayo de Ana Quiroz, “Estética del Disturbio”, aborda el tema de lo político en el arte. En la medida que somos entes sociales, estamos involucrados en los asuntos políticos de nuestra sociedad; no podemos huir, aunque pintemos paisajes bien bonitos y aunque estemos aparentemente fuera de las decisiones políticas.

En su texto, Ana Quiroz cita a Antonio Gramsci (filósofo, teórico marxista, político y periodista italiano que escribió sobre teoría política, sociología, antropología y lingüística): “la elección de la concepción del mundo es también un acto político”. 

Vuelvo a Ana Quiroz, quien a su vez retoma a Margarita Paksa (argentina comprometida con un arte de denuncia de la dictadura en su país): “Nuestra función como artistas intelectuales, trabajadores de la cultura, deberá ser la de reiterar constantemente lo que pensamos, tendiendo a crear conciencia colectiva de los hechos”. En este sentido podemos agregar que el arte ha estado íntimamente ligado a la denuncia política.

Pero la cosa es mucho más profunda… porque hoy en día, y gracias al feminismo, hemos llegado a precisiones mucho más avanzadas sobre género. Y esto lo aprendí de Lorena Wolffer: que uno de los aportes del feminismo es ayudar a romper el concepto mismo de género femenino/masculino y desarrollar una idea de un espectro continuo de colores en el ámbito de géneros. Eso me recuerda los disfraces de niños en que una camiseta es compartida por dos personas. De hecho, en el libro existe un still de un video de Marcela Armas, que muestra a un grupo de enfermeras compartiendo la misma camisa de trabajo. 

También quiero mencionar algunas ideas sobre el ensayo de Magali Lara, el cual es más bien un “auto ensayo”, o ensayo autobiográfico con el título “A propósito de identidades: Todo sobre mi madre”, donde aborda a la madre arquetípica, a la madre continente como objeto de trabajo interno más profundo y a la madre como oscuridad.

Menciona varias artistas que han desarrollado el tema con extraordinaria lucidez y fuerza, como Louise Bourgeois y su proyecto en Petite maman (expuesto en el Palacio de Bellas Artes y al cual también tuve la suerte de asistir), donde Magali Lara retoma esta frase:

Necesitas una madre—
Entiendo pero me niego
A ser tu madre
Porque yo misma necesito una madre.



Repito que estas son ideas sueltas, cosas que en lo personal me llaman la atención y me hacen reflexionar sobre un tema que -para ser honestas- pocas veces toco. 

Creo importantes además las críticas que se hacen en el primer capítulo del libro tanto Lucero González como Angélica Abelleyra (integrantes del MUMA), respecto de la falta de eco que ellas ven en el mundo del arte en el interior de la República Mexicana, la apatía y lo mucho que las artistas nos hemos individualizado en nuestro quehacer. Todo esto gracias a que nos hemos visto obligadas a darle más prioridad a lo económico que al desarrollo colectivo de ideas y creaciones.

Repito: lo que más me ha llamado la atención en estos trabajos es la lucidez y compromiso de las mujeres que han hecho posible este libro y la existencia del Museo de Mujeres Artistas. Un libro y un proyecto hecho también con mucho amor.